TODO ES CUESTION DE EQUILIBRIO

REDES SOCIALES

            Estamos viviendo una época totalmente diferente a la que vivimos hace 50 años. Hoy todos conocen la expresión  “Redes Sociales”, y es verdad que hay muchos medios de comunicación. El “Telégrafo” ha pasado a la historia.  Los Carteros ya están desapareciendo y las líneas en las oficinas de correos ya no existen. El Celular había reemplazado al Teléfono convencional, sin embargo, vemos muy pocas personas usando este pequeño aparato para hacer una llamada telefónica. Ciertamente el celular permite que las personas se mantengan constantemente conectadas en las redes sociales, pero sin hablar. La mensajería escrita vino a revolucionar la humanidad.

            Me gusta ver el lado positivo de todas las cosas, pero hay quienes se enfocan en observar la parte negativa. Y yo creo que eso también tiene sus beneficios. Y, es que, ciertamente esta nueva era tecnológica tiene mucho de negativo en cuanto a relaciones humanas, especialmente si nacimos en la época de los cincuenta o en años  anteriores. Nosotros, -los que pasamos de los cincuenta- vivimos experiencias extraordinarias en la familia, regularmente nos sentábamos todos a la mesa para la comida y las reuniones familiares eran muy acogedoras y placenteras. Las fiestas que se celebran todos los años, como la Semana Santa y la Noche Buena, eran ocasiones de extrema unión familiar, “El abrazo cariñoso entre Hermanos y la presencia de nuestros Viejitos” era motivo de inexplicable alegría. Todos participábamos del momento, todos estábamos atentos a lo que estaba sucediendo en nuestro contorno. Si alguien reía, todos reían, si alguien lloraba, todos preguntaban por qué;   y entre pláticas, carcajadas y llanto, las reuniones se tornaban en momentos inolvidables.

            Sin embargo, hoy en día, las cosas son diferentes. Pero, ¿son malas? Ciertamente son muy diferentes a la época de los cincuenta y sesenta…y seguirán cambiando.  Recordemos por ejemplo, cuando leíamos un telegrama: ¡Qué emoción nos causaba!… Recuerdo a mi Madre leyendo el telegrama de mi hermano, diciendo “Mamaíta hoy certifiqué dinero saludos”, ¡Que alegría! ¿Verdad?  O cuando leíamos la carta de la novia o  de un amigo. Y luego, un poco más modernos, aquellas llamadas telefónicas que muchas veces se volvían interminables.  Siempre han existido medios de comunicación, y desde luego que han ido cambiando con el paso del tiempo. Hoy podemos platicar con nuestros seres queridos en cualquier momento, no importa la distancia, aun cuando se encuentren en el otro lado del planeta, podemos platicar y vernos de manera instantánea. ¡Qué maravilla! ¿Verdad?

            Es cuestión de gustos, de tiempo y equilibrio. Y en eso de gustos creo que todos somos diferentes. No todos tenemos las mismas diversiones, a mí, por ejemplo, me encanta leer y escribir, y puedo pasar horas leyendo, y otros les gusta ver televisión, a usted quizás le guste chatear o estar viendo el Facebook.  Muchas personas o familias enteras sienten placer  en subir fotografías de todos los momentos de su vida. He visto familias enteras en una mesa de restaurante, y hasta se les olvida que tienen que ordenar, todos están con la cabeza agachada, tomando fotos de cada momento y poniéndolas en la red. Con eso se sienten felices y satisfechas.

            En cuanto al tiempo, todos disfrutamos de la vida que Dios non ha dado, y ciertamente todos la disfrutamos de manera distinta. Y el tiempo que tenemos libre, lo podemos usar de la manera que nos plazca. Lo podemos usar viendo televisión, o pegados en el celular chateando o simplemente viendo el Facebook. Al fin y al cabo somos libres de hacer lo que deseamos.  En las calles y carreteras hay señales que nos advierten las condiciones del camino, y si no queremos tener accidentes, lo mejor es que respetemos tales advertencias. De igual manera Dios nos ha dado su Santa Palabra con las señales y advertencias que necesitamos para evitar accidentes en la vida. Si tomamos el tiempo suficiente para leerla, encontraremos la guía perfecta que nos llevará a puerto seguro. Hagamos un ALTO en nuestro caminar desenfrenado, y leamos la Palabra de Dios. Él quiere llevarnos de la mano hasta las moradas eternas… Y, la Biblia nos dice cómo lograrlo. ¡Yo estaré allí!, espero me acompañes.

Dios te bendiga.

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